lunes, 18 de octubre de 2010

Cambiar

No sé que le ha pasado a esta ciudad, cuando salgo a la calle no me encuentro a nadie, ni a los del cole, ni a sus padres, poco a poco han desaparecido todos mis familiares. Ahora ni siquiera tengo esa extraña sensación de que al cruzar la calle me encontraré un rostro conocido…Nadie. No hay miradas sorprendidas por el encuentro.
Es extraño pero cuando paso por los colegios me he dado cuenta que ya no cantan las canciones que me enseñaron, incluso hay palabras que se han terminado.
Ya quedan pocas amigas, de más de dos años ninguna… conocidas si, intentos de amistad también… pero nada más. La ciudad a veces no me responde cuando le pregunto por mí, apenas me conoce, pero sigo aquí reinventandome en ella, porque me dices que es tuya.





miércoles, 28 de julio de 2010

Vida

De camino al sur me he fijado en un tipo de cactus que está como trepando en la secas montañas. No se por qué está así, como aferrado. No se si es así o se ha hecho así buscando agua. Siempre me ha llamado la atención la vida en el desierto, entre las piedras, ahí está, aparece, brota, es incansable, invencible, incontrolable. Extraña es la vida por más que la cuidemos a veces muere y por más que la destruimos a veces gana.
No podemos controlarla, no podemos controlar casi nada, aunque nos hagamos ilusiones y aseguremos nuestras cosas, nuestros viajes, nuestras actividades, no podemos aunque midamos, contemos, certifiquemos y sancionemos.
(La foto es en la isla... pero no del cactus en cuestión)

sábado, 24 de abril de 2010

Elijo decir gracias


No me había dado cuenta lo mucho que agradezco hasta que en esta nueva tierra recibí algunas reacciones inesperadas por dar las gracias. Es verdad que después de un gracias casi siempre viene un "de-nada", pero otra cosa es que en muchos momentos he tenido que discutir para mantener mi gracias. "No tienes porque darlas", me dijo... yo respondí extrañada: ¿cómo no?  Insistió: no digas gracias... Este diálogo, palabras más, palabras menos, lo he vivido varias veces ya.
En un principio pensé que quizás se debía a que las gracias, sólo se debían dar en ciertas ocasiones en las que lo recibido no entrara dentro de lo esperado, pero por otra parte veo cómo siguen inculcando a los niños dar las gracias en toda ocasión.

He preguntado a la gente "linda" (esta palabra tampoco se usa mucho) de esta tierra, alguna vez me han dicho que lo que experimento no es muy real, pero lo vuelvo a confirmar una y otra vez. Hace unos días agradecí a un profesor por su clase y me miró con seriedad diciendo: Por favor, no tienes nada de qué agradecer, no des las gracias. Es algo que debo hacer.
Es verdad, él está obligado a hacerlo cumpliendo unos mínimos de calidad, pero mi gracias es mío y lo doy cuando quiero y a quien quiero.
He pensado que tengo extrañas creencias sobre este mundo, creo que hay mucho más que los contratos, los intercambios, los deberes, los pagos, que nos relacionamos a un nivel mucho más profundo que lo que se mide y se pesa, porque en el fondo creo que muy pocas cosas son "merecidas".
Me encanta despertar y agradecer una caricia, una sonrisa, un desayuno, el agua, una buena clase, una atención, un servicio aunque sea pagado. Gracias por leerme.

jueves, 8 de abril de 2010

Luchadoras


LUCHADORAS from malvalanda y on Vimeo.

Llevo unos días pensando en publicar algo sobre el lugar en el que vivo pero me encontré con este video y no puedo dejar de publicarlo aquí. De acá y de allá.
Desde lejos para todas las invencibles.

jueves, 18 de marzo de 2010

Turismo creativo


Resulta que en México, en el estado de Hidalgo en concreto se ha organizado una comunidad para ofrecer al público un nuevo tipo de turismo. Además de las atracciones del parque ecológico, se puede vivir la experiencia de cruzar la frontera hacia Estados Unidos como “espalda mojada”. No voy a detallar la experiencia que describen, pero cuentan que han recibido turistas, mexicanos, europeos y estadounidenses. Durante varias horas he tratado de encontrar motivos para aplacar mi consternación. Al final Avatar fue mi salvación. Es verdad, asistí más o menos por el mismo precio a ver Avatar 3D. Supuse que querían hacerme experimentar lo terrible que es la destrucción ecológica, cultural y el exterminio de poblaciones por obtener sus recursos.
De la misma forma alguien creativo supuso, que experimentar lo que significa ser un mojado/a por unas horas, podría ser positivo para el mundo y podría traer recursos a una población empobrecida. Digamos que esta visión me tranquilizó… Pero no puedo dejar de pensar en por qué asistir a esa experiencia, desde luego no es una experiencia preventiva porque una persona que se irá a USA dudo que pague esa cantidad por divertirse un rato, o por prepararse para la angustia que ha de vivir en el futuro.

Supongo que quienes pagar por esa experiencia pueden ser personas que quieren vivir otro tipo de turismo “creativo” o desean conocer esa dura realidad. ¿Por qué necesitamos tocar la dura realidad, lo extemo,  como ocio? Me recuerda a la película Fight Club (conocida como El club de la pelea en Latinoamérica, y El club de la lucha en España). Me pregunto también si simulan la violación a las mujeres, la mutilación o la muerte.

En fin creo que esto es necesitar la realidad “virtual”. Es como un video juego emocionante y violento…



Algunas referencias
http://www.lavozdelmigrante.com/notas.php?key=263&fch=2008-06-09
http://www.20minutos.es/noticia/157170/0/mexico/frontera/turistico/

lunes, 15 de marzo de 2010

Dignidad


La dignidad puede ser interpretada de tantas formas. Espero llegar a donde quiero.
Más de alguna vez he visto que se relaciona ese término con alguna actitud como "mantener levantada la cabeza" pase lo que pase. Yo no estoy segura que sea ese el sentido que le quiero dar. Recuerdo un tiempo que visitaba San Pablo, uno de los barrios del DF donde se organiza la prostitución (al amparo de este santo).
En el barrio, existen zonas por edades, o por otro tipo de comodidades o servicios que se  ofrecen, si es en un cuartito de vecindad o de hotel por ejemplo.
Es de esas realidades que se confunden con el paisaje del comercio y puedes dejar de ver si no estás atenta. Pero ahí entre los comercios, en las columnas que separan uno de otro, ahí estaban ellas, las más jóvenes, 14 años aproximadamente, con la cabeza más o menos baja, sin mirar a los ojos.
Por eso me parece que no consiste en eso la dignidad, porque así, con el miedo, la incertidumbre, están ahí, tal vez con la cabeza baja pero no por eso con menos dignidad "para mí".

Alguna vez iba a una guardería donde unas religiosas de pantalones y buen humor,  cuidaban a sus hijos/as. Ahí las mujeres que trabajaban en contexto de prostitución, tenían levantada la cabeza, llegaban y eran tratadas como mujeres que trabajan por sus hijos. Cada cuatro horas iban a dar su leche a los hijos/as y cuando se iban a la calle, les deseábamos suerte para encontrar clientes. Ahí sí que eran dignas.
Por aquí he llegado a donde quiero... la dignidad tiene mucho más que ver con el reconocimiento del valor por parte de otras personas. Somos más dependientes de lo que a veces pensamos. ¿De qué le sirve a alguien saber que tiene derecho a que se respete su dignidad si nadie lo hace? ¿Será que por el sólo hecho de promulgarlo esto le ayude a levantar la cabeza y a vivir mejor?

No lo sé... creo que la única forma de sabernos dignos es "recibiendo" este regalo.
Todo esto es mío y no es mío, es de muchos. Le agradezco profundamente a Bárbara Andrade por la luz que me he regalado.

jueves, 4 de marzo de 2010

Orgullo y prejuicio (de una inmigrante)

Parece que nada de lo que pude enorgullecerme en otro tiempo, vale en esta sociedad. Lucho cada día para que siga teniendo valor para mi.


Tampoco puedo decir que no vale porque exista algún prejuicio especial en mi contra por no ser de aquí, he de decir que los/as Mexicanos/as gozamos de cierta preferencia entre los/as extranjeros/as que pisan estas tierras. Algunos alaban nuestra música, la naturaleza, nuestra hospitalidad y también he de citar "las telenovelas".


No soy víctima de ningún prejuicio especial, sólo soy una ficha más en el tablero bien diseñado del mundo que hemos creado.


En realidad no existe discriminación explícita. Sólo tenemos que conseguir los mismos puntos que los "ciudadanos" para acceder a algunos espacios laborales y sociales. Puntos, que cabe decir, hace mucho tiempo han ido consiguiendo con el sudor de su frente y  la dura competencia, para dar la talla de los baremos establecidos para "casi" todo. Por ejemplo, he escuchado muchas historias de personas que por una décima o dos, no pudieron acceder a la carrera universitaria que deseaban.


Entonces ¿puedo tener orgullo? Quiero sustituir esta palabra por una que me gusta más... "dignidad".

(Nótese que terminé el libro sugerido por fotolady maton de la casa azul).
La fotografia es en Quebec año 2008.