jueves, 4 de marzo de 2010

Orgullo y prejuicio (de una inmigrante)

Parece que nada de lo que pude enorgullecerme en otro tiempo, vale en esta sociedad. Lucho cada día para que siga teniendo valor para mi.


Tampoco puedo decir que no vale porque exista algún prejuicio especial en mi contra por no ser de aquí, he de decir que los/as Mexicanos/as gozamos de cierta preferencia entre los/as extranjeros/as que pisan estas tierras. Algunos alaban nuestra música, la naturaleza, nuestra hospitalidad y también he de citar "las telenovelas".


No soy víctima de ningún prejuicio especial, sólo soy una ficha más en el tablero bien diseñado del mundo que hemos creado.


En realidad no existe discriminación explícita. Sólo tenemos que conseguir los mismos puntos que los "ciudadanos" para acceder a algunos espacios laborales y sociales. Puntos, que cabe decir, hace mucho tiempo han ido consiguiendo con el sudor de su frente y  la dura competencia, para dar la talla de los baremos establecidos para "casi" todo. Por ejemplo, he escuchado muchas historias de personas que por una décima o dos, no pudieron acceder a la carrera universitaria que deseaban.


Entonces ¿puedo tener orgullo? Quiero sustituir esta palabra por una que me gusta más... "dignidad".

(Nótese que terminé el libro sugerido por fotolady maton de la casa azul).
La fotografia es en Quebec año 2008.

1 comentario:

Josefina Matesanz dijo...

Yo saqué la nacionalidad española, habiendo nacido en México y obtuve pasaporte español, pensando que iba a "ganar puntos", como dices. Desde entonces no he pisado suelo español... Ironías de la vida.